Toda enfermedad está hecha esencialmente por la mano del hombre, y es el
resultado de errores cometidos en su forma de vivir.
Esos errores pueden estar relacionados con la alimentación, errores en los que
todos participamos, cada uno a su manera.
Los errores del modo de vida incluyen también el consumo de
tabaco, de alcohol
y drogas; la falta de sueño y de ejercicio, las tensiones psicológicas
y como ya mencionamos, los errores dietéticos.
Existe en el cuerpo una estrecha relación entre lo físico, lo somático, lo psicológico y lo intelectual, estamos constituidos por aproximadamente cincuenta trillones de células microscópicas y vivimos dentro de esas células. Nos encontramos enfermos o disfrutamos de buena salud, según la química de esas células.
La manera de pensar, de sentir, de percibir las cosas, depende de la salud física
y biológica, es decir del estado nutricional.
Cuando las células se encuentran relativamente hambrientas y no reciben los
elementos nutritivos indispensables, se produce en el organismo una carga de stress
muy importante.
El método más fundamental para combatir el stress pasa a través
de un método óptimo de nutrición.
Azúcar y otros carbohidratos
El azúcar y más generalmente los
hidratos de carbono son elementos
causantes de stress, y esencialmente los
azúcares refinados.
Los hidratos de carbono refinados están
constituidos por todos los hidratos de carbono refinados por el hombre, aquellos
que no están refinados en su origen, naturalmente mezclados con otras
sustancias y con las enzimas necesarias para su digestión y su metabolismo.
En su origen, el azúcar que consumimos habitualmente no es refinado, es negro.
El hombre lo ha desnaturalizado purificándolo y haciéndolo blanco.
Lo mismo ocurre con la harina, que no es blanca cuando se encuentra todavía
mezclada con el salvado y también pasa lo mismo con el arroz y los demás
cereales.
Todo aquello que se fabrica con harina blanca, es evidentemente un azúcar
refinado. Esos alimentos son por lo tanto, causantes de stress, por razón
de su contenido en azúcar, que no se presenta en su estado natural y que es
directamente absorbible.
La mejor opción dentro de los carbohidratos
Hay que preferir los hidratos de carbono no
refinados, los que están contenidos en los cereales completos, en las frutas
o en las legumbres. Estos son metabolizados y absorbidos con más lentitud, sin provocar reacciones bruscas en la regulación metabólica.
Estos hidratos de carbono no refinados, son además alimentos altamente
energéticos. Hoy está comprobado que los regímenes ricos
en hidratos de carbono refinados provocan una mala absorción de numerosos
minerales y por consiguiente una carencia de minerales tales
como el magnesio, el
cinc, el cromo,
etc. responsables a su vez de trastornos digestivos.
Otros alimentos
Otros alimentos son también biológicamente causantes de stress y
solicitan los mecanismos reguladores del organismo:
Las grasas saturadas, representadas principalmente
por las grasas animales (manteca, productos lácteos grasos, pescados grasos,
carnes grasas y sobre todo carne roja) y a las que se preferirán las grasas
no saturadas, de origen vegetal.
Los prótidos, igualmente causantes de stress cuando se consumen en exceso o
al contrario, de forma insuficiente.
Una dieta anti - stress debe contener muchos azúcares no refinados, un poco
de prótidos, un poco de grasas no saturadas y muy poco de saturadas, de las
que sólo precisamos un mínimo.
La dieta ha de tener en cuenta además, el aspecto cualitativo del alimento,
su frescura y su conservación, que determinan su contenido en elementos
nutritivos. Nos referimos a los minerales y vitaminas que con frecuencia son
destruidas por la conservación o por una cocción excesivamente prolongada.
Condimentos, bebidas y tabaco
Los alimentos causantes de stress son; también la sal en exceso, las
salsas y las bebidas alcohólicas.
Agreguemos un elemento que, sin ser alimento, es un destructor de nuestras
reservas en vitaminas, y entre ellas la
vitamina C, se trata del
tabaco.
Los alimentos son, pues, biológicamente causantes de stress por su
contenido excesivo de azúcares malos y de malas grasas, pero también
por su pobreza en elementos nutritivos esenciales (como los ácidos aminados,
los minerales y las
vitaminas) que son indispensables para
todo nuestro metabolismo y para la nutrición de las células con
las que pensamos, sentimos y reaccionamos a todo aquello que nos ataca.