Embarazadas:
Durante el embarazo, no se aconseja una dieta vegetariana total o vegana,
dado que esta no cubre con los requerimientos necesarios de la persona ni el futuro bebé durante este estado biológico.
Un cambio a una dieta ovo-lacto-vegetariana podría ser una alternativa,
aunque de cualquier manera esta requerirá de suplementos nutricionales; principalmente de hierro
y ácido fólico, y también probablemente de calcio
además de vitaminas.
Bebes y niños:
Los niños sometidos a este tipo de dietas son firmes candidatos a sufrir carencias de minerales
y vitaminas dada su alta demanda que se origina a partir de su rápido crecimiento.
Una alimentación ovo-lacto-vegetariana cuidadosa y equilibrada puede llegar a cubrir sus necesidades protéicas y
energéticas, como así también de vitaminas pero en caso de aplicarla implicará que se deba controlar una eventual deficiencia de hierro
y de zinc.
Adultos con problemas particulares de salud:
Quienes adoptan este tipo de alimentación, deben debidamente comprender que esta alimentación no es una dieta terapéutica.
Siempre es recomendable el visitar un profesional de la salud que detecte las carencias
y estime las necesidades nutricionales para cada tipo de alimentación, persona, enfermedad y/o estado biológico.