Los propósitos principales de la alimentación pueden ser varios,
pero en general se los puede resumir de acuerdo a cuatro objetivos principales:
El aporte energético, el plástico, el regulador y el aporte de reserva.
El aporte de reserva:
Teniendo en cuenta que hidratos de carbono (o carbohidratos) y
grasas son las principales fuentes de energía, se presupone el almacenamiento de estos substratos
en el organismo para colaborar en el metabolismo energético a la hora de un esfuerzo.
Las grasas son facilmente acumulables, por tanto no presentan problemas de almacenamiento ni disponibilidad. Todas las personas
cuentan con un porcentaje de grasas considerable comparativo con su peso, aproximadamente un 11% del peso de una persona en buen
estado físico que desarrolle actividad en forma cotidiana. (7 kilogramos, para una persona de 70 kilogramos de peso)
Los hidratos de carbono son acumulados como glucógenos por el hígado y músculos, pero no superan el 0,5% del peso total del
individuo (500 gramos en una persona de 70 Kg. de peso.) Este glucógeno se va metabolizando a glucosa y así
convirtiendo en energía. Por esta causa aparece la fatiga muscular después del gasto excesivo de
glucógeno después del ejercicio.
De lo visto dentro en los cuatro objetivos principales, podemos definir las necesidades diarias de los diferentes substratos.